viernes, 17 de diciembre de 2010

¿Las larvas de pejesapo crecen lento o rápido?


Esta pregunta, aunque pareciera ser relativamente simple de contestar, es más complicada de lo que parece. Y esto tiene que ver con la estimación de crecimiento larval utilizada en forma generalizada. Los biólogos marinos dedicados al estudio del crecimiento en larvas de peces utilizan la microestructura de los otolitos, pequeños huesos de crecimiento concéntrico ubicados en la cavidad ótica de los peces, para establecer una estimación de tasa de crecimiento. Y generalmente, la estimación se realiza en función de alguna característica corporal, más frecuentemente la longitud... Pero no todas las larvas crecen de igual forma. Hay larvas de peces que son alargadas como las de anchoveta y sardina, que crecen principalmente en longitud y que por eso presentan altas tasas de crecimiento (>0,5 mm/día), mientras otras, más "rechonchas" como las de cabrilla (Sebastes oculatus) y merluza común (Merluccius gayi) tienden a aumentar el tamaño de la cabeza, crecen en altura o se hacen más gruesas, como las larvas de mote Normanichthys crockeri, y por lo tanto crecen menos en longitud, alcanzando velocidades entre 0,13-0,15 mm/día. Es así que la forma de crecimiento de la larva afectará directamente a la estimación de la tasa de crecimiento.


Y esta situación nos lleva a los pejesapos. En la costa de Chile central es frecuente observar a dos especies de pejesapos (Familia Gobiesocidae), Gobiesox marmoratus y Sicyases sanguineus. Ambas especies forman verdaderos nidos con los huevos fecundados adosados en las rocas intermareales, de los cuales eclosionan larvas relativamente grandes, cercanas a los 4 mm de longitud (¡eso es grande para el promedio de las larvas de peces!). Aun se desconoce el tiempo que están estas larvas en la columna de agua antes de reclutar, es decir, de regresar a la zona intermareal. Algunos estudios realizados en especies de Gobiesocidae de Portugal, muestran que la vida pelágica de sus larvas es corta (entre 5 y 24 días) antes de asentarse. En otras palabras, las larvas de pejesapo deben pasar por un proceso de cambio de sus características morfológicas y ambientales en menos de 3 semanas. Pero al ver las larvas, éstas son gruesas, por lo que es esperable que la relación entre número de microincrementos en los otolitos y longitud larval sea baja. Entonces, ¿las larvas crecen lento o rápido? Y ¿crecen ambas especies a una velocidad similar?


Una alternativa es utilizar además de la longitud larval (LL) otra medida corporal que de una idea del cambio del resto del cuerpo, como la altura corporal (AC) medida al nivel de la base de la aleta pectoral. La relación LL x (AC)2 ha sido utilizada previamente en larvas de lenguado Pleuronectes platessa, y en ese caso se observó que se relacionaba positiva y significativamente con el peso seco de la larva, difícil de medir por su pequeño tamaño. La ventaja del uso de esta medición es que captura el crecimiento en forma tridimensional y no está sesgada por una sola medición de tamaño (en este caso, la longitud). Una desventaja es que la estimación de crecimiento larval es obtenida en mm3/día, y la mayoría de las estimaciones disponibles en la literatura científica están en mm/día, lo que reduce las posibilidades de realizar comparaciones con otras especies de peces.


Partes de estas preguntas serán desarrolladas por Jorge Contreras en su tesis de Biología Marina de la Universidad de Valparaíso, quien trabajará con otolitos de larvas de pejesapos de G. marmoratus y S. sanguineus recolectadas frente a Bahía El Quisco durante septiembre y noviembre de 2010, en el marco del proyecto Fondecyt 1100424. La observación preliminar de los otolitos sagitta y lapilli de G. marmoratus confirman el corto periodo larval, con una duración de hasta 25 días en la columna de agua.

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